Hay un dicho popular que dice que “somos lo que comemos,” y aunque hay personas que comen vegetales y están gordas, mientras que otras comen pizza y están flacas, esto no ocurre en el ámbito musical. La música es un arte fascinante que ejerce una influencia casi total sobre nuestro cuerpo y comportamiento.
Desde la antigüedad, los filósofos griegos Platón y Aristóteles estudiaban el tema. Una de sus mayores contribuciones fue la doctrina Ethos, basada en la creencia de que la música puede afectar el carácter y el comportamiento. Para Platón, la música era un medio para enseñar la virtud, mientras que para Aristóteles lo era para expresar las emociones.[1] Ambos filósofos creían en el poder educativo de la música y su efecto en la sociedad.
El interés sobre este tema continuó a través de los años y hoy, gracias al avance de la tecnología, se puede medir con mayor precisión los efectos fisiológicos de la música en nuestro cuerpo. En la actualidad se usan técnicas como las imágenes tomográficas (MRIs), los electroencefalogramas (EEG), entre otros, para tomar fotografías del cerebro mientras se escucha música y observar, entre otras cosas, su efecto en las diferentes regiones del cerebro y el cuerpo.
Muchas personas consideran la música como mero entretenimiento, pero no es así. La música que escuchamos influye en nuestro cuerpo y comportamiento para bien o para mal. Por eso debemos ser cuidadosos con lo que elegimos para escuchar.
Influencia de la música sobre el cuerpo
En 1998, se organizó oficialmente en los Estados Unidos la Asociación Americana de Musicoterapia (AMTA). Esta organización usa la música con fines terapéuticos para promover el bienestar del enfermo, ayudarle a manejar el estrés, aliviar el dolor, ayudarle a expresar sus sentimientos, mejorar la memoria, desarrollar la comunicación, promover la rehabilitación física, y más. Hoy, gracias al trabajo de los musicoterapeutas, contamos con un sinnúmero de testimonios de pacientes que han sido rehabilitados física y mentalmente gracias al uso de la musicoterapia.[2]
Influencia de la música sobre el comportamiento
La música afecta el comportamiento humano porque estimula casi todas las áreas del cerebro.
La música que escuchamos puede incitarnos a la violencia,[3] o puede calmar nuestros nervios. Puede darnos energía[4] y velocidad[5], así como depresión y ansiedad.[6] La música también influye en el comportamiento de la sociedad. A través de la historia, se ha utilizado como vehículo para promover cambios políticos y sociales. Ha unido a comunidades separadas por diferencias culturales y políticas debido a que transciende los niveles sociales y conecta a personas que de otra forma nunca se hubieran relacionado.
Mientras que muchas personas insisten en que la música que escuchan no ejerce ninguna influencia sobre ellos, los grandes negocios del mundo opinan lo contrario. Los comercios y restaurantes han aprendido a usar la música a su favor para vender, manipular las emociones de sus clientes, y hacer que éstos gasten más en sus negocios.[7]
Influencia de la música en la vida espiritual
Si la música puede influir positiva o negativamente sobre nuestro cuerpo y comportamiento, ¿acaso no afecta también nuestra vida espiritual?
Pero antes de abordar la influencia de la música en esta área deberíamos tener una definición clara de los conceptos “espiritual” y “emocional,” ya que muchas veces se usan indistintamente y fácilmente se pueden confundir.
De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española lo emocional tiene que ver con las emociones. Las emociones alteran el ánimo y pueden ser pasajeras, excitantes, algo así como efervescentes. El mismo diccionario define lo espiritual como algo relativo al espíritu, inmaterial, impalpable, místico.[8]
Ambas cosas, tanto las emociones como el espíritu no se pueden ver, pero sí se pueden sentir. Por ejemplo: Sentimos la presencia de Dios aunque no lo podemos ver o tocar. Sentimos el amor a Dios, sin embargo no lo podemos ver o tocar. Ambas cosas, las emociones y la espiritualidad se hacen visibles sólo a través de los resultados que producen en nuestras vidas.
Analicemos estos conceptos a través de la Biblia. El apóstol Juan declara que “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” (Juan 4:24) Este versículo encierra la fórmula de la verdadera adoración: espíritu y verdad. Es una combinación de lo que no se ve, el espíritu, y lo que si podemos ver y analizar, la verdad.
Más adelante el apóstol Pablo retoma la misma idea y escribe en 1 Corintios 14:15 que debemos adorar a Dios con el espíritu (lo que no vemos), y el entendimiento (lo que podemos ver): “¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.”
Si bien el punto en este artículo no es el papel de la música en la adoración, sino su influencia en nuestra vida espiritual, estos textos nos ayudan a la hora de seleccionar la música que nos puede ayudar espiritualmente. Tal música debe ser guiada desde el principio por el Espíritu de Dios.
Aunque no podemos juzgar las intenciones de los músicos que la crean y la ejecutan, si podemos sentir y ver los efectos en nuestro cuerpo y mente cuando la escuchamos. Una música con doble mensaje, como la usada en géneros seculares con letra cristiana, transmite un mensaje confuso.
La música instrumental en sí tiene un mensaje. Puede mover nuestro cuerpo y llevar nuestra mente a lugares inimaginables. La letra de una canción la puedes razonar y comprobar teológicamente, pero no la puedes separar de la música que la acompaña. Para que una canción nos edifique espiritualmente, ambas cosas deben estar en armonía: música y letra; de lo contrario, estaremos escuchando una música que apela a nuestras emociones y nos hace sentir bien, pero que no necesariamente nos ayuda a crecer espiritualmente.
“El que no es espiritual no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son tonterías. Y tampoco las puede entender, porque son cosas que tienen que juzgarse espiritualmente.” (1 Corintios 2:14, DHH) La música y la espiritualidad están íntimamente relacionadas. Dios suele ser la inspiración para la creación de la música espiritual y la música espiritual suele crear la atmósfera deseada para un encuentro con Dios.
La música NO es neutral. Es un regalo de Dios para nuestro beneficio. Dios quiere que disfrutemos de ella, pero de la forma en que nos edifique física, mental y espiritualmente. Así que la próxima vez que decidas escuchar música, selecciónala de una forma sabia y consciente, siguiendo el consejo del apóstol Pablo en 1 de Tesalonicenses 5:21, “Examinadlo todo; retened lo bueno.”
[1] Seaton, D. (2017). Ideas and styles in the Western musical tradition. Oxford University Press, USA.
[2] Journals and Publications, ENews, Music Therapy Matters | Music Therapy Journals & Publications | American Music Therapy Association (AMTA). (n.d.). https://www.musictherapy.org/research/pubs/
[3] Chen, M., Miller, B. A., Grube, J. W., & Waiters, E. D. (2006). Music, substance use, and aggression. Journal of Studies on Alcohol, 67(3), 373–381. https://doi.org/10.15288/jsa.2006.67.373
[4] MSEd, K. C. (2024, April 24). How listening to music can have psychological benefits. Verywell Mind. https://www.verywellmind.com/surprising-psychological-benefits-of-music-4126866
[6] Stewart, J., Garrido, S., Hense, C., & McFerran, K. (2019). Music use for mood regulation: Self-Awareness and conscious listening choices in young people with tendencies to depression. Frontiers in Psychology, 10. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2019.01199
[7] How Music Can Increase Sales for Retail and Food Businesses | Insights. (n.d.). https://cloudcovermusic.com/music-psychology/increase-sales
[8] Diccionario de la Lengua Española. (n.d.). Real Academia Española. Retrieved September 15, 2024, from https://dle.rae.es/