Si te pidiera que mencionaras a dos grandes músicos de la historia, ¿cuáles serían los dos primeros nombres que vinieran a tu mente? Difícil, ¿cierto? Me imagino que si comenzáramos a escribir nombres, la lista sería casi infinita. Desde que Dios le otorgó al hombre el don de la música, este no ha dejado de tocar y crear. A lo largo de la historia, hay músicos destacados en todas las culturas y continentes; hombres y mujeres de gran talento musical que han dejado su huella en la historia de la música.
De esa larga lista de músicos célebres, voy a seleccionar a dos: el rey David y el reformador Martín Lutero. Aunque vivieron en épocas muy diferentes, sorprende ver cuánta similitud existe en su legado musical.
David fue llamado por Dios para ser rey de Israel. Su vida fue intensa, llena de obstáculos y desafíos, pero Dios le había dado un talento musical extraordinario que mantuvo vivo en cada etapa. En la paz del campo, David cantaba. En el turbulento palacio, también cantaba. Mientras escapaba por su vida, seguía cantando. En las victorias y en las derrotas, su voz se alzaba. Sus composiciones musicales, los Salmos, se han convertido en el libro más citado de la Biblia a través de los tiempos, y sus mensajes de alabanza han inspirado a muchos compositores a lo largo de la historia.
El rey David extendió su influencia musical al santuario. En su época, la grandeza de una nación estaba, en cierto modo, relacionada con el culto a sus dioses. David tuvo la visión de que el culto al verdadero Dios debía destacarse por encima de todas las naciones de la tierra. Planeó construir un majestuoso templo y renovar el sistema de adoración. Aunque sus intenciones eran sinceras y contaba con el poder, los recursos y el talento para hacerlo, Dios pronto le previno al respecto. David se adentró en un terreno donde las buenas intenciones y el talento no son suficientes, y aprendió esta lección a través de la amarga experiencia de la muerte de Uzá (2 Samuel 6: 1-17). No obstante, David no desistió de sus planes; esta vez decidió hacer las cosas a la manera de Dios, y los resultados fueron grandiosos. El ministerio musical del templo durante su reinado se convirtió en parte de la gloria que Israel jamás olvidaría.
Además de rey y profeta, David fue músico y poeta, inventor de instrumentos musicales, y organizador de un coro y orquesta compuesta por 4,000 músicos, junto con 288 entrenadores vocales e instrumentales (1 Crónicas 23:5; 25:1, 6-7). David compuso música para todo el pueblo: Salmos que podían cantar y enseñar a sus hijos mientras se dirigían a adorar en Jerusalén. Esta iniciativa sirvió como un reavivamiento espiritual, despertó el interés en los servicios del santuario, preservó al pueblo de la influencia de la idolatría y atrajo la atención de las naciones vecinas hacia el culto del único Dios verdadero de Israel.1
Martín Lutero, el famoso reformador del siglo XVI, fue llamado por Dios para llevar a cabo la mayor obra de reforma religiosa de la historia. Sus convicciones de «Sola Escritura» y la salvación «solo por fe» revolucionaron el panorama religioso de su tiempo y conmovieron desde los cimientos la liturgia existente.
Durante su infancia, Lutero recibió formación musical en su hogar, típica de los niños de su edad. Tocaba bien el laúd y conocía polifonía. Durante su juventud, desarrolló aún más estas habilidades mientras estudiaba en la universidad y posteriormente en el monasterio.
A diferencia de otros reformadores de su tiempo, Lutero valoraba profundamente el uso de la música en los servicios religiosos. Una vez expresó: “Después de la Palabra de Dios, la música merece la mayor alabanza”.2 A lo largo de su obra de reforma, compuso la música necesaria para sus servicios, poniendo a disposición de la congregación himnos en su lengua vernácula. Se le atribuye la composición de más de treinta corales y, con la colaboración de otros músicos, la creación de un himnario.
La selección de música en los servicios de la naciente iglesia reformada no fue un asunto trivial. Este tema fue controversial entre los reformadores y, hasta el día de hoy, se refleja en la música utilizada por diferentes iglesias evangélicas en sus liturgias. A Lutero, por ejemplo, se le atribuye el uso de música secular en sus composiciones. Los historiadores actuales tienen opiniones diversas al respecto. Lo cierto es que Lutero simplificó el formato de sus composiciones musicales de tal manera que fueran accesibles para la audiencia popular que las cantaría. Su objetivo siempre fue que la música utilizada en los cultos fuera fácil de aprender y recordar para la congregación.
En 1524, al hablar de sus corales, Lutero escribió: “Estas canciones se organizan en cuatro o cinco partes para dar a los jóvenes […] algo que los aleje de las baladas de amor y las canciones carnales y para enseñarles algo de valor en su lugar”.3
Lutero deseaba reemplazar las canciones seculares por canciones bíblicas. Para algunos de sus corales, utilizó textos literales de los Salmos de David, como por ejemplo los Salmos 130 y 46. A través de su música, alfabetizaba musicalmente al pueblo y enseñaba el arte del canto a los jóvenes, colocando de esa forma la Palabra de Dios en los corazones de los creyentes.
David y Lutero, aunque vivieron en épocas muy distintas, comprendieron el valor de la música en la adoración. Ambos usaron la música como un instrumento para reformar la liturgia de su tiempo. Creyeron en la educación musical temprana y contribuyeron con sus composiciones a dirigir las mentes de sus contemporáneos hacia el culto del único Dios verdadero.
- Elena G. de White, Patriarcas y Profetas (Mountain View, California: Pacific Press Publishing Association, 1914), 763. ↩︎
- Robin A. Leaver, Luther’s Liturgical Music: Principles and Implications, Lutheran Quarterly Books (Minneapolis: Fortress Press, 2017), 323. ↩︎
- Martin Luther, “Preface to the 1524 Wittenberg Hymnal,” in Luther’s Works, Vol. 53: Liturgy and Hymns, ed. J. J. Pelikan, H. C. Oswald, and H. T. Lehmann (Philadelphia: Fortress Press, 1999, c1965), 315. ↩︎
Fuentes Consultadas
Anónimo. «Musical Offerings.» Digital Commons @ Cedarville, vol. 4, iss. 1, article 5, 2015, https://digitalcommons.cedarville.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1116&context=musicalofferings.
Arnold, Kim. «Sing Your Faith: Martin Luther’s Worship Reform.» Council Road Baptist Church, 29 Oct. 2019, https://www.councilroad.church/blog/2019/10/29/sing-your-faith-martin-luthers-worship-reform.
Danielson, Janet Henshaw. «The Genius of Luther’s and Calvin’s Musical Reformation.» Regent College, World, 2022, https://world.regent-college.edu/arts-theology/the-genius-of-luthers-and-calvins-musical-reformation#_edn8.
Leaver, Robin A. Luther’s Liturgical Music: Principles and Implications. Lutheran Quarterly Books. Minneapolis: Fortress Press, 2017.
Luther, Martin. «Preface to the 1524 Wittenberg Hymnal.» In Luther’s Works, Vol. 53: Liturgy and Hymns, edited by J. J. Pelikan, H. C. Oswald, and H. T. Lehmann, 315. Philadelphia: Fortress Press, 1999, c1965.
«Martin Luther and Music.» Musée Virtuel du Protestantisme, 2013, https://museeprotestant.org/en/notice/martin-luther-and-music/.
White, Elena G. de. Patriarcas y Profetas. Mountain View, California: Pacific Press Publishing Association, 1914.