Mi Hijo No Quiere Practicar Su Instrumento

A la mayoría de los niños les gusta tocar un instrumento musical; lo difícil es hacer que practiquen de forma consistente. Todo en la vida se logra con esfuerzo y perseverancia, y no ocurre diferente con la música. Aún las personas que nacen naturalmente con este talento admiten que han tenido que practicar por largas horas en su carrera musical. No es tarea fácil lidiar con la falta de interés y la rebeldía del niño frente al instrumento, pero voy a compartir tres preguntas que sirven para comenzar a reflexionar sobre el tema.

¿Le gusta al niño el instrumento que toca?

A veces toma tiempo descubrir cuál es su instrumento musical. Es muy común en la actualidad que un niño pruebe diferentes instrumentos hasta encontrar el que verdaderamente le gusta. Hacer esto no está mal, siempre y cuando no le tome toda la vida y finalmente termine sin aprender a tocar nada. Por otro lado, imagina pasar tiempo y tiempo de calidad haciendo diariamente algo que no te gusta. La música es un arte y debe producir placer a quien la ejecuta y la escucha. El niño encontrará sentido a la práctica solamente si aprende a amar lo que está haciendo.

¿Está el niño alejado de las distracciones mientras practica?

Vivimos en una sociedad con múltiples distracciones, y es fácil perderse con todas ellas. Practicar un instrumento musical requiere concentración, paciencia y tiempo. No imagino a un niño practicando una pieza polifónica (varias melodías que convergen simultáneamente) de J.S. Bach en una habitación con la televisión puesta, los hermanos corriendo de un lado a otro, el teléfono sonando y los padres conversando. Practicar en estas circunstancias es literalmente “imposible” para un niño e incluso para un adulto. Para ayudar al niño a que su práctica sea efectiva y placentera, debemos remover TODAS las distracciones de alrededor para ayudarlo a enfocarse en la pieza que está tocando.

¿Está el padre presente a la hora de la práctica?

Esta pregunta parecería innecesaria, pero no lo es. La sola presencia del padre o la madre cerca del niño mientras practica representa mucho para él, y contribuye a la disciplina y a la calidad de la práctica. Saber que alguien lo está escuchando y se interesa en lo que está tocando servirá de motivación. La crítica positiva del padre en el momento oportuno, aun cuando no sepa nada de música, hará que el niño preste más atención a lo que está haciendo.

Cada niño aprende música de forma diferente. Así también reacciona de manera distinta a la hora de practicar. Cada etapa de la vida trae sus propios desafíos para el estudiante. El rol de los padres es ayudar al niño en su progreso musical paso a paso, un día a la vez. Los resultados del esfuerzo y la perseverancia se verán con el tiempo y dejarán un dulce sabor tanto en el padre como en el hijo.

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